Kintsugi: Qué es y qué nos enseña esta técnica
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Imagínese una pieza de cerámica rota, cuidadosamente restaurada con oro. Las grietas, que alguna vez fueron símbolo de fragilidad, se transforman en líneas doradas que resaltan la historia y la belleza única del objeto. Ésta es la esencia del Kintsugi, el arte japonés de celebrar las imperfecciones.
Kintsugi nos enseña valiosas lecciones sobre la aceptación, la resiliencia y la belleza de la imperfección. En este viaje de inmersión, exploraremos la historia, técnica y filosofía de Kintsugi, desvelando sus enseñanzas para la vida.
Orígenes del Kintsugi
Kintsugi, que significa “unión dorada” (Kin = oro y tsugi = enmienda), surgió en Japón en el siglo XV. Cuenta la leyenda que el Shogun Ashikaga Yoshimasa, al romperse su cuenco favorito, ordenó que lo repararan lo mejor posible. Los artesanos, utilizando una técnica innovadora, restauraron la pieza con polvo de oro, resaltando las grietas en lugar de ocultarlas.
Así, los artesanos comenzaron a adoptar la técnica como forma de reparar la cerámica rota, especialmente objetos de valor sentimental o histórico. En lugar de disimular las grietas con pegamento, los artesanos comenzaron a usar una mezcla de laca y polvo de oro, plata o platino para unir las piezas, resaltando las líneas de rotura de manera prominente.
La historia del cuenco roto del Shogun se ha convertido en un símbolo de la filosofía de Kintsugi. De esta manera, en lugar de descartar el objeto dañado, los artesanos lo restauraron, valorando su historia y transformando sus defectos en algo único y hermoso. De esta manera, Kintsugi se convirtió en el arte de reparar lo que está “roto”, celebrando y resaltando sus “defectos”.
El proceso Kintsugi
Los pasos de restauración
El proceso Kintsugi es meticuloso y requiere mano de obra calificada. Primero, se limpian y preparan cuidadosamente las piezas rotas. A continuación se aplican varias capas de laca intercaladas con el polvo metálico elegido. Cada capa se deja secar antes de aplicar la siguiente.
Los materiales utilizados incluyen:
- Polvo de oro: Se utiliza para unir piezas rotas.
- Urushi: Barniz natural que protege y aporta brillo a la pieza.
- Espátulas: Herramientas utilizadas para aplicar urushi y polvo de oro.
- Pinceles: Herramientas utilizadas para terminar la pieza.
El proceso de restauración de Kintsugi es lento y minucioso. Cada paso requiere atención al detalle y mucha paciencia. El resultado es una pieza única y hermosa que celebra con orgullo sus cicatrices, imperfecciones y la historia del objeto. De este modo queda adornado con el brillo del metal precioso.
Significado filosófico
Kintsugi se basa en algunos principios:
- Wabi-sabi: Apreciación de la belleza de las cosas imperfectas y impermanentes;
- Gaman: vivir con resiliencia;
- Yuimaru: preocúpate por las personas cercanas a ti;
- Eiyshoku: valora y nutre tu cuerpo;
- Kansha: cultivar la gratitud sincera.
El oro utilizado en Kintsugi representa la preciosidad que se encuentra en las imperfecciones. Las grietas, que alguna vez fueron símbolo de fragilidad, se transforman en marcas de resiliencia y superación.
La belleza de la imperfección
Una de las principales filosofías detrás de Kintsugi es la apreciación de la imperfección. En lugar de intentar ocultar los defectos, esta técnica los celebra, convirtiendo las grietas en rasgos distintivos.
De esta manera, la filosofía refleja una perspectiva más amplia de la vida, donde comenzamos a ver las experiencias dolorosas como parte integral de nuestro ser, y no como algo que ocultamos o de lo que nos avergonzamos.
Lecciones de Kintsugi para la vida
Al igual que la cerámica rota, nuestras vidas están sujetas a cambios y adversidades. Así, Kintsugi nos recuerda la importancia de aceptar estas impermanencias y encontrar belleza en ellas. En lugar de resistirnos a las transformaciones inevitables, podemos aprender a aceptarlas y crecer con ellas.
Así, al observar una pieza de cerámica restaurada por Kintsugi, su fuerza y resiliencia captar nuestra atención. De la misma manera, en nuestra propia vida enfrentamos desafíos y dificultades que pueden dejarnos destrozados. Sin embargo, al igual que la cerámica reparada, podemos reconstruirnos y emerger aún más fuertes de lo que éramos antes.
Al igual que las grietas en una pieza de cerámica, nuestras cicatrices emocionales cuentan historias sobre las batallas que enfrentamos y las lecciones que aprendimos. En lugar de intentar ocultarlas, deberíamos aceptarlas como parte de quiénes somos. Nos hacen únicos y nos recuerdan nuestro viaje personal de crecimiento y superación.
Aplicaciones contemporáneas de Kintsugi
Terapia y crecimiento personal.
En los últimos años, Kintsugi ha sido adoptado como una poderosa metáfora de terapia y crecimiento personal. Al practicar este arte, las personas pueden encontrar consuelo en la idea de que sus experiencias traumáticas no las definen, sino que las hacen más bellas y resilientes. Esto puede resultar especialmente útil para quienes luchan con problemas de autoestima y autoaceptación.
Kintsugi puede aportar varios beneficios al bienestar emocional, como:
- Reducción del estrés y la ansiedad: Aceptar las imperfecciones puede ayudar a reducir el estrés y la ansiedad.
- Mayor autocompasión: aprender a lidiar con los fracasos de manera positiva puede aumentar la autocompasión.
- Desarrollar la resiliencia: superar las dificultades de la vida puede ayudar a desarrollar la resiliencia.
Kintsugi nos enseña la autocompasión y a aceptar nuestros defectos. Es importante recordar que nadie es perfecto y que los errores son comunes a todos los seres humanos. De esta forma, Kintsugi nos enseña a reconstruir nuestra autoestima y valorarnos.
Metáfora del cuidado del medio ambiente
Además de su significado personal, Kintsugi también puede enseñarnos lecciones sobre sostenibilidad y cuidado del medio ambiente. Así como se valoran y preservan las grietas de una pieza de cerámica, podemos aprender a apreciar la belleza y la importancia de la naturaleza en todas sus formas, incluso cuando está dañada o fragmentada.
En breve…
En un mundo obsesionado con la perfección y la eterna juventud, Kintsugi nos recuerda la belleza de la imperfección y la resiliencia. Este milenario arte japonés no sólo nos enseña a valorar nuestras propias cicatrices, sino que también nos invita a abrazar el cambio y encontrar la belleza en las experiencias más difíciles. Al adoptar los principios de Kintsugi en nuestras vidas, podemos aprender a aceptar nuestras imperfecciones y volvernos más fuertes y hermosos gracias a ellas.
Instrucciones de lectura:
- Kintsugi: El poder de cambiar las cosas – Edgar Ueda
- Kintsugi: El arte japonés de aceptar tus imperfecciones y encontrar la felicidad
- Kintsugi: el arte japonés de encontrar fuerza en la imperfección
Imagen: Freepik
Marcel Castilho es especialista en neuromarketing, neurociencia, mindfulness y psicología positiva. Además de publicista, también es Máster en PNL – Programación Neurolingüística. Como propietario y fundador de la agencia de comunicación VeroCom y también de la agencia digital Vero Contents, estudia el comportamiento humano desde hace más de 30 años.